Nuestras aguas internas están serenas, hemos hecho un gran trabajo de purificación, es el momento retirarnos a profundizar, contemplar el camino realizado y divisar la próxima montaña a escalar.
Nos sentimos muy agradecidas a este Elemento que nos ha sanado, que nos ha mostrado la Totalidad.
Hemos creado un espacio sagrado dónde encontrar nuestro centro, y recargarnos de paz.
El hombre de corazón honra lo femenino, es una comunión con la Madre.
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